¿Mudez y mudanza o mudanza y mudez? Reflexiones jurídicas sobre la eventual relocalización de la embajada argentina ante Israel en la ciudad de Jerusalén.

Resumen

Bastante se ha discutido sobre la conveniencia de mudar la sede diplomática argentina ante Israel de su actual ubicación, en la ciudad de Tel Aviv, a la ciudad de Jerusalén. Sin embargo, preocupa advertir que dichos intercambios se centran principalmente —cuando no de manera exclusiva— sobre los aspectos políticos del asunto. Es por ello que el presente trabajo intenta, luego de contextualizar a grandes rasgos la disputa de que la ciudad es objeto, aportar al debate argumentos estrictamente jurídicos desde una doble perspectiva.

Por un lado, se analiza la cuestión de Jerusalén en particular desde el punto de vista de las Naciones Unidas, indagando en el modo en que sus principales órganos se han venido pronunciado desde la época misma de la creación de la organización hasta la actualidad.

Desde otro punto de vista, aunque también ceñido a lo legal, se aborda el derecho internacional general aplicable al reconocimiento de territorios adquiridos por parte de estados a través del empleo de la fuerza armada. De este modo, se procede a descontextualizar la normativa aplicable y, por ende, los argumentos, exponiéndolos en abstracto, tal como ocurriría en cualquier situación análoga que se presentase en cualquier otra parte del mundo.

Así las cosas, el enfoque jurídico dual propuesto permite comprender cuáles son las obligaciones a que la República Argentina se encuentra sometida, ya sea en su carácter de miembro de la Organización de las Naciones Unidas o como mero sujeto que adecua sus conductas a las prescripciones del ordenamiento jurídico internacional.

Si bien es posible aducir que, producto de la influencia de la política internacional, muchas veces determinados órganos de las Naciones Unidas —principalmente la Asamblea General y el Consejo de Seguridad— se apartan en sus pronunciamientos de los dictados del derecho internacional, lo terminante del caso de la disputa en que la ciudad de Jerusalén se encuentra inmersa es que, luego de analizar con independencia las sucesivas manifestaciones emitidas en el seno de la organización y cuanto sobre el tema establece el derecho internacional general, se arriba a idéntica conclusión.

Idealmente, las decisiones a adoptar en las más altas esferas políticas de nuestro país deberían ir en consonancia con el derecho aplicable. El acatamiento del ordenamiento jurídico internacional es la única forma en que nuestro país puede posicionarse como un actor respetuoso y respetable dentro de la comunidad internacional; y más importante aún, es la única manera en que puede contribuir a sentar las bases de la paz en el Oriente Medio, la cual más que un deseo, en los tiempos actuales resulta una necesidad.